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miércoles, 17 de febrero de 2010


La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia”
Aristóteles

   Siempre que me he referido a mí formación artística, en Bagdad, lo he hecho aludiendo a mis primeras visiones del Islam, Cultura del Cálamo, que frecuentemente, se considera muy alejada de los planteamientos filosóficos propios de la estética occidental, aunque debemos tener en cuenta que fue el Islam quien contribuyó a empujar a occidente hacia las fuentes culturales antiguas, recogiendo, elaborando y transmitiendo los textos y los comentarios del pensamiento griego; sobre todo aristotélico, provocando su retorno en la formación de la estética europea. “En el siglo X podemos hablar de una Edad de Oro y de Humanismo Filosófico similar al que surgirá en el Renacimiento Italiano. El arte del Islam se anticipó a la contemporaneidad al interesarse sobre todo por la forma y por los placeres sensoriales de la misma, y no por el contenido1” Las ideas del humanismo árabe fueron representadas por Ibn al-Muqaffa, los Hermanos de la Pureza, Al-Farabi, Avicena, Ibn al-Haytan y Averroes, combinándose el aristotelismo con el neoplatonismo.

   El sentido del arte islámico puede situarse primero en el neopitagorismo y su idea de la belleza, basada en la armonía musical y la geometría del universo, y, en segundo término, en   el neoplatonismo del grupo Bagdadí de al-Tawhidi para quien el concepto de belleza radica en la idea de obra unitaria y armónicamente estructurada, superación de la naturaleza y de la materia por medio del trabajo del artista.

   El pensamiento platónico-aristotélico es de tradición pitagórica (matemática), identifica la forma con la disposición de las partes; las partes que  conformen el todo, deben poseer proporciones definidas, ya que de estas proporciones dependerá  la belleza del objeto. Por lo tanto, no existe arte sin proporciones ni orden. Aristóteles sin embargo, amplía el concepto de forma, que no sólo va a depender de la proporción y el orden de las partes, sino que también reside en el alma del artista, que en el islam se llama Tawhid. Este  conocimiento que reside en su alma, es lo que mueve sus manos, concepto central en el Islam.
   La causa formal, es la fundamental en Aristóteles. Cuando el artista produce (causa eficiente) tiene que tener esa forma de la sustancia que quiere producir en su alma. La energía o idea activa,  uniéndose a la materia comunica la forma. En este sentido, el arte es una energía o una virtualidad activa, en tanto que capacidad de producir, actualiza en materia contingente lo que en realidad es universal y necesario, así resulta que la materia propia del arte es de carácter  universal. Las obras de arte lo que hacen es perfeccionar y completar la naturaleza, la causa final y eficiente se puede reducir a la causa formal y que forma y fin coinciden cuando estamos ante realidades que están en proceso de transformación continua como ocurre con los seres naturales y con la obra de arte.
  En esa experiencia de realización espiritual, el artista se esfuerza para alcanzar el conocimiento profundo, que es la relación íntima entre la obra y su creador, no sólo para la obra final sino en su proceso. ”La contemplación activa de la naturaleza conlleva no sólo una aproximación al conocimiento de la misma, sino también un estímulo para el entendimiento de la condición humana, de sus accidentes y remansos, de sus luces y sus sombras, de todo ese ilimitado y enigmático paisaje que conforma el universo interior de cada uno” Nietzsche.
  Aunque no existe prohibición expresa contra la representación figurada en el Islam y hay ejemplos de la integración de elementos figurativos, caligráficos y ornamentales, es cierto que tales representaciones fueron desterradas de los edificios religiosos, derivándose de ello la búsqueda de un arte más abstracto, de formas estilizadas de vegetación, de dibujos geométricos entrelazados, llamados arabescos, desarrollando conceptos y perspectivas estéticas nacidas en el propio seno de la cultura islámica.

La caligrafía se utilizó como medio, por la necesidad de plasmar por escrito el Libro Sagrado de los musulmanes. La importancia del texto se expresa mediante el empleo de términos deliberados y abstractos, la escritura cúfica acentúa la diagonal con sus elementos rómbicos y los verticales. El cálamo es el instrumento para crear ese movimiento infinito con el fin de trascender en la búsqueda del absoluto.

    Mi formación inicial tuvo su origen en ese  mundo de formas geométricas y temas emblemáticos de motivos  orientales, donde la norma y el orden se imponen en una ornamentación matemática y geométrica, en el que los elementos se repiten hasta la saciedad, en una especie de “horror vacui” que  intenta dar significado a todas las partes de la superficie.
 He recibido distintas influencias provenientes tanto de mis orígenes, como de mis experiencias e interacción con la cultura occidental, utilizando las asociaciones iconográficas, los sonidos, la música, los colores y la geometría de mis comienzos, con un lenguaje que a modo de tupida red conecta e interrelaciona espacios y lugares, pero con un significado diferente, revelando esa compleja espiral de perspectivas.         

   Mi pintura se caracteriza por el trabajo en dos dimensiones, cánones de actitudes, ya sea en reposo o en movimiento, ritmo y composición plana, ausencia de perspectiva, pero con un resultado basado fundamentalmente en la forma y con un dibujo que funciona como árbitro y armonizador en el desarrollo del esquematismo caligráfico. De hecho, cada gesto, al margen de su significado, es en sí, una forma con proporción y orden,  inclinándose a un resultado de conceptos geométricos que me facilitan  la interpretación la realidad. La línea, se autoexplica sinuosa, uniéndose a la mancha, manifestando tensiones estéticas y poniendo acentos a una armonía que aporta un diálogo, fundiendo tradiciones aparentemente opuestas de diferentes perspectivas unidas para crear un espacio propio.

“Una luna se mostró durante el periplo sagrado, aunque yo sólo iba a su alrededor, mientras ella me rodeaba.
                                                                                                                      Ibn´Arabí

                                                                    HANOOS HANOOS   2012

1 José Miguel  Puerta   Vílchez La función representativa, cognoscitiva y fruitiva de las imágenes.